El Covid-19 sacude a la carne bovina de EE.UU.

Antes de la pandemia, se faenaban 650 mil cabezas por semana en el país del norte. Ahora apenas superan las 400 mil.

En Estados Unidos, 80 por ciento de la faena de ganado vacuno está concentrada en cuatro empresas, dos de ellas de capitales brasileños y otra de capitales chinos. El impacto del Covid-19 sobre la cadena de la carne ha sido mayúsculo; al cerrar varias plantas muy grandes, algunas de las cuales faenan y despostan entre seis mil y siete mil cabezas diarias (en tres turnos), la matanza semanal cayó de 650 mil cabezas de mediados de marzo a 430 mil cabezas hace dos semanas. En alguna mega planta se detectaron hasta mil trabajadores infectados.

La faena parece recuperarse –el presidente Donald Trump ordenó reabrir los frigoríficos– a 550 mil cabezas semanales, pero persisten fuertes desequilibrios: el novillo vale 20 por ciento menos que al principio de la crisis, y el precio mayorista del boxed beef (carne en caja), pese a estar cerrada gran parte del food-service, es 80 por ciento más alto que hace dos meses.

Hay unos 900 mil novillos acumulados que, con gran parte de los frigoríficos cerrados, no han podido venderse (un verdadero stock en pie) y la industria americana se ha consumido la mayor parte de los stocks en cámara con que habitualmente trabaja.

El ganado gordo, cuya comercialización encuentra un cuello de botella en estos grandes frigoríficos cerrados por la pandemia, se está faenando con 20 kilos carcasa más que lo habitual. Promedian al gancho 406 kilos.

Los márgenes de la industria frigorífica que todavía está ajena a la pandemia, y que aprovecha la baja del precio del novillo y el aumento explosivo de la res en gancho mayorista, se ubica en unos 800 dólares por animal faenado y procesado, un récord histórico. La utilidad llegó a tocar mil dólares por novillo hace unas semanas. El cierre de unas 20 plantas frigoríficas (todas muy grandes) coincidió con las compras de “pánico” de los consumidores, que buscaban “stockearse” ante la pandemia.

Con la reciente reapertura de varias plantas, la situación tiende a mejorar muy lentamente. Por otro lado, la extrema incertidumbre lleva a una reducción de 20 por ciento en el número de ganado en feedlot, lo que promete escasez de carne para el mediano plazo.

El cierre de pocas plantas frigoríficas, pero muy grandes y que afectó entre 20 y 30 por ciento de la faena nacional, derrumbó el precio del novillo y casi duplicó el valor mayorista de la carne vacuna.

En Argentina

La foto muestra una oferta ganadera elevada, un consumo alto (53 a 54 kilos por habitante), y una exportación muy dependiente de China, que en la última semana muestra nuevamente señales de agotamiento.

Los precios reales del novillo todavía se ubican en el precio histórico, mientras que los de la invernada lo superan en tres o cuatro puntos. Mucha incertidumbre y pocas certezas: una de ellas, la oferta por razones estructurales crecería lentamente en los próximos meses.

Ignacio Iriarte