El consumo está frenando el alza de la hacienda

Desde marzo los precios al público vienen subiendo sistemáticamente, pero a partir de junio su ritmo no alcanza la evolución las categorías mayoritarias en Liniers. Por Miguel Gorelik.

Desde enero se inició un camino de recuperación del precio de la hacienda, tras más de un año de estabilidad nominal que redundó en caídas reales (deflacionadas) de importancia.

Esta trayectoria se hizo con vaivenes, como casi siempre sucede. El primero fue entre febrero y abril, cuando se perdió lo ganado en el primer bimestre. El segundo fue en mayo, tras la disparada de la inflación originada en la devaluación que llevó el tipo de cambio, en ese momento, de $20 a $30. Luego siguió un trimestre de incrementos más nítidos en los valores, a pesar del entorno de mayor inflación y capacidad menguada de la demanda del mercado interno. Pero en el mes y medio abarcado por septiembre y lo que va de octubre, el valor real del novillo de consumo perdió 10%, con las demás categorías siguiendo este camino. Sólo septiembre registró una inflación superior al 6%.

El otro factor que ha influido en el retroceso de las últimas semanas es la dificultad del comercio en traspasar los nuevos precios al público.

En Valor Carne venimos siguiendo la evolución del precio semanal promedio en el mostrador versus las categorías que componen la mayor parte de la oferta (novillos, novillitos y terneros gordos). Para ello, tomamos como base = 100 al trimestre de febrero a abril de 2015, cuando ambas variables se mantuvieron marcadamente estables, con lo que inferimos que la relación entre uno y otro precio era la adecuada.

Si se analiza la evolución de uno y de otro a lo largo de este año, se aprecia que contemporáneamente con el aumento de la hacienda de febrero, los carniceros debieron ceder posiciones, disminuyendo sus márgenes comerciales.

Desde marzo que los precios al público vienen subiendo sistemáticamente, pero a partir de junio su ritmo no pudo dar alcance al valor de la materia prima y se fueron retrasando.

Hubo dos picos, a fines de mayo y a principios de septiembre, con una brecha de 15 puntos en cada ocasión. Tras este último pico, el precio de la hacienda fue retrocediendo y la brecha se redujo a los 6 puntos que presenta en la segunda semana de octubre, en la que los precios al público se comparan con los de la hacienda durante la primera semana, ya que siempre hay una demora para que los cambios alcancen el mostrador.

El consumidor manda

En nuestro análisis, la caída reciente del precio de la hacienda obedece a la actitud remisa del público a aceptar los anteriores valores crecientes de los animales.

Es importante remarcar que los mencionados 6 puntos de brecha en la evolución del precio mayorista del animal y el minorista de la carne están subestimados.

Desde la base de 2015 hasta ahora ha habido un crecimiento en los costos de procesamiento y de comercialización que no están reflejados en estos precios. Hay que recordar que las cotizaciones en Liniers se toman sin impuestos y los del mostrador se componen por el valor final.

La caída en el valor del recupero y la mayor recaudación tributaria en el sector de la carne están agregando presión en esta relación. No se dispone de la información necesaria como para volcar estos mayores costos en números precisos a esta relación.

Pero sirve dar una idea de esta situación para considerar las dificultades que puede tener el desafío de mantener el precio real de la hacienda.

Sólo logrando que el precio minorista pueda ir más arriba se destrabará el freno observado en las cotizaciones del ganado. Un mayor encarecimiento de otras carnes y alimentos en competencia podrán cambiar la rigidez de esta ecuación.

Pero hay que reconocer que la situación económica general, en la que se destaca la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos de los consumidores, y una oferta que se mantiene en niveles relativamente altos, en sintonía con lo que ha venido sucediendo todo el año, no permiten abrigar demasiadas esperanzas.