El Censo Agropecuario confirmó que desde 2002 se extinguió un productor agropecuario cada dos horas

En un acto con mucho invitado de la política vinculada al campo, el gobierno presentó los resultados del Censo Agropecuario 2018, que no por ratificar lo que ya se suponía dejan de ser alarmantes. Y es que el trabajo confirmó que más de 5.000 productores desaparecieron por año en la Argentina durante la última década y media, ya que la cantidad de explotaciones agropecuarias relevadas en el último censo 2002, que eran 333.000 a nivel nacional, se redujeron a 250.881 en la actualidad.

Estos datos equivalen hablan de la desaparición de 83.000 explotaciones en 16 años. Equivalen a 5.100 o productores que dejaron de serlo por año. O a una explotación rural que ponía candado a su tranquera cada lapso de dos horas. Un productor menos cada dos horas, es el triste resumen.

La estadística conocida este jueves no hace más que confirmar el acelerado proceso de concentración en el principal rubro económico que sostiene la Argentina en las últimas décadas, más allá de cual sea el signo político de los gobiernos que se sucedieron. En el Censo previo al de 2002 y al que se presentó este jueves, el de 1988, la cantidad de explotaciones agropecuarias era de 421 mil, con lo que la Argentina dejó de tener el 38% de los productores que tenía hace 30 años. Ahora quedan exactamente 250.881 explotaciones.

Por supuesto que los productores que caen son reemplazados por otros cada vez más grandes, porque la tierra productiva disponible en el país no cae sino que cambia de manos. Las 267.000 explotaciones rurales que sobreviven en el país se ubican sobre una superficie de 157 millones de hectáreas, lo que implica que la superficie promedio de cada una de ellas su ubica ahora en 627 hectáreas, aunque la mayoría de ellas tiene entre 200 y 500 hectáreas. A principios del milenio, en el censo anterior, el promedio se ubicaba cerca de 520 hectáreas.

Censo cuadro 1

Ya contaremos con detalle algunos datos adicionales que surgen de este censo que se realizó durante varios meses y que tardó 16 años en actualizarse porque el operativo censal de 2008 se realizó en medio del conflicto agropecuario y fue una pérdida de recursos y de tiempo, porque muchas de las provincias ni siquiera completaron los datos. Un elogio entonces a este INDEC nomalizado, que a pesar de muchas dificultades realizó una actualización que era muy esperada por quienes estudian el sector agropecuario y quienes deben formular las políticas.

Hernán Lacunza, el ministro de Hacienda, y su par de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere, decidieron en la presentación flanquear al titular del INDEC, el economista Jorge Todesca. “Estábamos trabajando con cifras de 2002. Así que enhorabuena y este reconocimiento público a esta tarea que encabezó Jorge”, celebró el titular de Economía, donde se escucharon aplausos a quien fue el primer coordinador del nuevo operativo censal, Roberto Bisang. En este reconocimiento al trabajo técnico del INDEC, Lacunza anunció que el gobierno enviará al Congreso una Ley de Estadística, para jerarquizar este instituto.

Etchevehere también resaltó que “hace 16 años era otro país, otro mundo, otra forma de comunicarnos y comerciar. Pasó muchísimo en este tiempo”, dijo.

Todesca, antes de dar a conocer los datos finos, reveló que “este es un momento de mucha alegría en el INDEC poder llegar a esta operación de esta magnitud”. El titular del INDEC reconoció que “tuvimos una enorme cantidad de problemas” a la hora de realizar el censo, en especial en la utilización de las tablets que llevaban los censistas. Pero celebró que “el grado de no respuesta” entre los productores había sido bajísimo. “Apenas unos 20 o 30 productores no sabían que había un censo cuando llegó el censista”, reveló Todesca, quien además informó que el operativo tuvo un costo final de 300 millones de pesos.

“El 91% de los productores explotan sus propias unidades productivas, trabajan y viven en el campo”, reveló Todesca, que habló de una enorme clase media agropecuaria que “es un desafío a relatos, discursos y preconceptos largamente asentados sobre la estructura del sector”. Es decir, lo que dijo es que este Censo desmintió aquella creencia tan urbana de que el campo está manejado por unas pocas familias aristocráticas o terratenientes. Más allá de la visible concentración que se vive en el sector, y el crecimiento de la superficie promedio, buena parte de esa “clase media rural” sobrevive.

Luego de las felicitaciones por el trabajo realizado, subieron los coordinadores técnicos del Censo, los que hicieron la presentación de los resultados. Matías Longoni – Bichos del Campo.