Di Stefano: “Acordada la deuda resta saber si gobernará Alberto o Cristina”

El analista económico sostiene que en el segundo semestre el Gobierno debe poner en marcha un plan económico para los próximos años. Aseguran que seguirán los palos en la rueda para el agro.

a charla con Salvador Di Stefano deja certezas e incertidumbres. El analista rosarino se muestra confiado por los resultados que pueda tener el Gobierno en la negociación de la deuda externa. Pero por otro lado mantiene sus dudas acerca del rumbo político y económico, y en ese contexto no vacila en afirmar que el campo seguirá teniendo palos en la rueda.

“En las últimas horas hubo un acercamiento de posiciones entre el Gobierno nacional y los bonistas por la reestructuración de la deuda pública. El Gobierno había ofertado en forma inicial entre 40 a 42 dólares de valor presente neto y los acreedores pedían entre 58 a 60 dólares. Se está buscando un punto intermedio que, si bien no creo que se vaya a conseguir antes del viernes 22 porque quedan detalles a cerrar, tengo mi impresión de que se va a llegar a un acuerdo para extender la negociación hasta mediados o fines de junio”, destacó Di Stefano en una videoconferencia con Agrovoz.

–¿Vamos a evitar el “default”?

–Técnicamente se va a estar en default, pero queda  abierta una mesa de negociación para que con buena voluntad se siga trabajando. Esto hará que el precio de los bonos no descienda más y se descomprima el tipo de cambio blue.

–¿Qué impacto puede tener en la macroeconomía?

–Quedan dos temas importantes de cara el segundo semestre. Vamos a llegar al 30 de junio con un buen trabajo sanitario, mejor que otros países latinoamericanos y que Estados Unidos y varios países europeos, y con el problema de la deuda externa encaminado. Quedará por resolver la deuda bajo legislación argentina, pero ya el Gobierno no tendrá demoras para implementar el plan económico para ver cómo vamos a crecer en los próximos años.

El hecho de acordar la deuda le va a permitir al Estado cubrir la brecha entre gasto e ingreso con financiamiento externo y no todo con emisión monetaria, que puede acarrear problemas inflacionarios más adelantes. Además de permitirle al sector privado poder tomar créditos en el mercado internacional y tener expectativa de crecimiento.

Argentina tiene tres pasos más que dar, luego de acordar la deuda bajo legislación extranjera. Tiene que reestructurar la deuda bajo legislación argentina, luego con el FMI y finalmente con el Club de París, Si esto lo hace antes de fin de año va a fluir nuevamente el crédito para el país.

–¿También se beneficiará el sector privado? 

–Serán tasas de financiamiento internacional del 10 al 12 por ciento anual que será un encanto en relación a la situación de ‘no crédito de hoy’. Pero lejos de los países de la región que consiguen dinero al tres por ciento anual; lo nuestro será un dinero carísimo.

–¿Cómo ve el escenario para las provincias?

–Con la deuda nacional acordada se abre un escenario favorable para las provincias, algunas en mejores condiciones que otras. Veo muy complicada a Buenos Aires y mejor posicionada Córdoba y menos a Santa Fe que tiene vencimientos para más adelante.

–¿Qué impacto puede tener en el agro?

Si miramos el Producto Interno Bruto (PIB) del agro refleja que no tendrá caída respecto a 2019, pero cuando se mira el PIB de la industria, comercio, hoteles y restaurantes, por ejemplo, la caída va a impresionante. El campo fue un privilegiado durante la pandemia y tiene todas las condiciones para seguir creciendo. Pero mi impresión es que tendrá que trabajar con más astucia, mirando los mercados de futuros; hay una rentabilidad en los lotes y otras en los mercados de futuros. El Gobierno intenta poner palos en la rueda, pero no creo que vaya a afectar al sector.

Hoy están diciendo que para obtener un crédito al 24 por ciento hay que vender toda la soja y todo el trigo, y a mí me parece buenísimo. Yo vendo el trigo a 180 dólares la tonelada y sacó un crédito al 24 por ciento y compro trigo en diciembre a 165 dólares.

Hecha la ley hecha la trampa. El agro tiene mercados de futuros y financiamiento accesible que le permite comprar insumos dolarizados. Las tasas están al 24 por ciento anual con una devaluación del 36 por ciento al 40 por ciento anual y la posibilidad de vender en el mercado de futuros a tasa anualizada del 46 por ciento. El campo lo que requiere es tener un analista financiero que lo guie hacia la mejor forma de vender y maximizar ingresos.

La presión impositiva es asfixiante y el Gobierno vuelve a impactar contra el campo.

–Estamos en plena cosecha, ¿el consejo para el productor es que venda los granos?

–Hoy estoy desconcertado. Decía que para fin de año en precio del petróleo iba a estar a 40 dólares y eso iba generar una suba del maíz; estamos a mayo y el petróleo esta a 35 dólares. Las luces del mundo se están encendiendo a un mayor ritmo de lo que se creía. La gente comenzó a comer más en Europa y si sigue así en seis meses tenemos cuota Hilton nuevamente; si sigue a este ritmo la recuperación va a aumentar el precio de la leche en polvo y también el petróleo, lo que va a mejorar el precio del etanol y también del maíz. Eso va a arrastrar a la soja. Por eso mi expectativa sobre el contexto internacional es más favorable de lo que creía.

La  Reserva Federal de Estados Unidos, por la emisión que hizo, va a tener inflación y va a tener que aumentar la tasa de interés de largo plazo. Eso le va a permitir a la argentina licuar su deuda externa y si se devalúa el dólar va a empujar el precio de las materias primas.

Si Argentina es inteligente en este contexto lo puede aprovechar. El problema es que en esta dinámica no sabemos si Alberto es Cristina o Cristina es Alberto; la gente tiene mucha incertidumbre de invertir en estas condiciones.

–¿Lo peor de la cuarentena pasó?

En el trimestre julio, agosto, septiembre habrá que hacer el control de años y a partir del último trimestre del año y comienzo del 2021 habrá una leve recuperación. No será cono un “V”, sino que será más lentamente. Pero una vez superada la pandemia y acordada la deuda resta saber si gobernará Alberto o Cristina. El conjunto de definiciones políticas, que salió de una consultora como Analogía, ligada a la Campora, que preguntó si está bien estatizar empresas, o desde la diputada nacional Fernanda Vallejos, que es directa admiradora de Cristina, y que pretende que el Estado se quede con acciones de las empresas a las que ayudó durante la pandemia; o una senadora nacional que propone reeditar la Junta nacional de granos,  es un coctel intervencionista sobre la economía que asusta. Si a eso se le suma que no se podrá despedir por 60 días, con tarifas congeladas, se genera un escenario de mucha confusión.

–¿Podrían subir las retenciones a los productos agroindustriales?

–Como aún no se reglamentaron las retenciones segmentadas, mi impresión es que no se van a animar a aumentar las retenciones a soja y maíz; al margen de que sería una locura porque los precios son extremadamente bajos. Lo que sí habrá es una gran embestida para que el productor liquide cuanto antes la cosecha de soja.

¿¿Cómo se puede achicar la brecha entre el dólar oficial y el “blue”?

Es la brecha de la desconfianza o del miedo y el único que puede resolverla es el Gobierno nacional, pero carece de un plan económico para hacerlo. El ministro de Economía se ocupa de la reestructuración de la deuda; el ministro de Desarrollo Productivo, de la producción; y el presidente del Banco Central, de la política monetaria. Pero nadie lleva la economía adelante. La pregunta del millón es quién va a conducir la economía: Máximo Kirchner o Alberto Fernández. Si el Presidente reestructura su Gabinete, como dicen que lo hará, y con un plan económico la brecha bajará; de lo contrario, la brecha del miedo seguirá.