La final del Básquet de Concordia quedará manchada con un manto de sospecha por la mano negra que favoreció a Capuchinos.
Esto se puede apuntar luego que la Asociación desestimara la apelación y protesta presentada el miércoles pasado por el Club Deportivo Ferrocarril.
Finalmente, lo inaudito ha sido avalado por el ente organizador de la competencia: confirmar el triunfo de Capuchinos cuando en realidad el partido terminó igualado en 68.
Este lunes 18 la Asociación de Básquet de Concordia envió al Club Deportivo Ferrocarril la resolución sobre la presentación de protesta realizada por la entidad de San Salvador, rechazándola categóricamente por ser presentada fuera de término e incumplir el pago del arancel. Esta resolución se tomó en base al reglamento de la Liga Provincial, aunque en este caso se trataba de un torneo asociativo, donde la forma de disputa y las definiciones son totalmente diferentes.
La nota está firmada por el Juez de Penas, Juan Diego Rovira.
LA COPIA DE LA NOTA DE RECHAZO
UN PRECEDENTE NEFASTO QUE MANCHA LA PELOTA
Luego de conocerse el fallo, todo lo bueno que había significado la competencia del asociativo, se tiró al tacho de la basura por la negligencia de quienes estaban a cargo de la mesa y, también, de los árbitros del juego.
Si bien es entendible que la protesta fue presentada fuera de término, menos se podía abonar el arancel si igualmente no prosperaría, quedando un precedente que puede poner en duda cualquier resultado, por el manejo arbitrario de un planillero, cuando no es advertido por las partes involucradas en el juego.
Conociendo la situación, desde la Asociación se podría haber actuado de oficio, y haberse adelantado a los hechos. O tal vez esperaban que todo llegará fuera de termino para literalmente hacer la de poncio pilato y dar por terminado el asunto.
Pero en lugar de resolver la situación anómala registrada en la final, que favoreció al local, que fue coronado campeón después de haber empatado, deja una mancha que quedará en la historia del básquet concordiense. Un campeón de la vergüenza dado que por vez primera en el básquet un empate es considerado una victoria.
Si bien esta decisión es inapelable y pretende cerrar el caso por parte de la Asociación, deja un manto de dudas y evita sancionar a los encargados de la mesa de control y hasta a los árbitros, para terminar favoreciendo al equipo al que se le entregó el trofeo de campeón sin haberlo sido.
Fernando Rodríguez