Este martes, en la localidad e Oliva, en la provincia de Córdoba, un incendio quemó cerca de 5 hectáreas de trigo que recién se había sembrado y otras 25 a 30 hectáreas de maíz que todavía se debía trillar. El lote afectado pertenece al vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentina (CRA), Gabriel de Raedemaeker. Esa entidad lo calificó de inmediato como “intencional”.
“Fue un incendio intencional, se quemaron 5 hectáreas de trigo, y 30 de maíz. El incendio se origina 30 metros adentro del lote de un campo de maíz”. Esa es la principal razón por la que la entidad confederada sospecha de la intencionalidad del siniestro, que por fortuna se pudo controlar rápidamente. El dirigente cordobés también dice que se vio por la zona unos muchachos en bicicleta, principales sospechosos de haber iniciado el fuego.
En definitiva, se quemó “por lo menos un tercio de un lote de 100 hectáreas”, según denunció el comunicado de CRA, que ncesariamente debe ser vinculado con otro comunicado que la entidad emitió este fin de semana, denunciando una saga de rotura de silobolsas y la extraña impunidad que rodea a ese tipo de hechos, de los que nunca se sabe el culpable.
“La rotura de silobolsas, el abigeato, asesinatos de productores, e incendios intencionales, desde CRA los venimos denunciando y cada vez con más frecuencia”, indicó el nuevo escrito de los ruralistas tras el incendio. Luego insistió la entidad en responsabilizar a la tensión politica y a la prédica anti-agro del oficialismo de este tipo de sucesos. “Quizás algunos enajenados crean que con estos actos vandálicos taparan la realidad”, se especuló.
El sitio TodoAgro logró entrevistas rápidamente al productor damnificado:
Nuevamente CRA pidió un gesto de las autoridades política, del presidente Alberto Fernández o del ministro de Agricultura, Luis Basterra. Dice el comunicado: “Instamos al Poder Ejecutivo Nacional a manifestarse, garantizando a sus ciudadanos el libre ejercicio de sus derechos democráticos, para que reclamar sea un derecho de todos y no la potestad de unos pocos protegidos”.
“Tiene que primar el diálogo, y debemos salir de esta lógica de enfrentamiento para evitar una escalada mayor y recrudecimiento de estos hechos. Queremos vivir en democracia y expresarnos con libertad, sin aprietes, sin violencia y con justicia. Hoy la víctima es nuestro vicepresidente, Gabriel de Raedemaeker, si el gobierno no actúa, mañana seremos todos”.
Rápido de reflejos, el ministro de Agricultura emitió un comunciado declarando que “repudia categóricamente los hechos vandálicos acaecidos contra el sector agropecuario, como son los incendios intencionales o la rotura de silobolsas de cualquier productor del país”.
Basterra, que más allá de la falta de acuerdo mantiene un buen nivel de diálogo con los dirigentes rurales, incluyendo a De Raedemaeker, agregó: “Estamos en comunicación permanente con el sector, atendiendo las problemáticas aparecidas con esta pandemia global que estamos enfrentando entre todos, por lo que rechazamos cualquier hecho delictivo que intente generar un conflicto inexistente”.
Diferente fue la reacción de la Mesa de Enlace, que no había emitido comunicado o pronunciamiento forla frente a este suceso, más allá de la solidaridad puntual expresada al productor damnificado por dirigentes de otras entidades agropecuarias a título individual.
Fe Raedemaeker, hay que recordarlo, es uno de los dirigentes más incisivos en la relación con el nuevo gobierno. Sus posiciones, las de la cordobesa Cartez, fueron determinantes por ejemplo para que se lanzara el paro agropecuario de marzo pasado.
Así se planteó desde una de las patas de la Mesa de Enlace el escenario. Triste, preocupante, delicado.