Alemanes del Wolga de Argentina – El carro verde ( o carro ruso)
Es muy común escuchar mencionar al “carro verde” dentro de nuestra colectividad, hasta existe la fiesta del “carro verde” en Aldea Salto en Entre Rios.
¿Pero cuanto sabemos del “carro verde”?
El Carro ruso o verde
El Carro Ruso de los Alemanes del Wolga, fue un vehículo todo terreno, tirado por caballos, que usaron los inmigrantes Rusos con ascendencia alemana, llegados a Argentina a finales del siglo 19.
Los carros de tracción a sangre formaban parte del paisaje urbano de los primeros pueblos de colonos inmigrantes.
Fue un vehículo que hizo crecer la eficiencia en las labores agropecuarias de la argentina, un incipiente polo en desarrollo a fines de los años 1800 y comienzos del siglo 20.
Según el Padre Beratz eran originarios de la Selva Negra. Luego fueron reproducidos en Rusia y Argentina.
Los “carros rusos” eran también un elemento sociocultural que los identificaba como grupo y los diferenciaba de otras comunidades extranjeras.
El carro de los alemanes del Wolga era verde y negro, solo por convencionalismo y para distinguirlo de los carros italianos que usaban otros colores.
Dentro de la comunidad wolguense, los de culto católico utilizaban en sus carros el color amarillo.
“El carro con capota servía para “llevar al niño a la capilla para ser bautizado, el mismo carro también servía para llevar al niño a tomar la comunión, lo mismo para trasladarlo al casamiento y ese mismo carro se utilizaba para llevarlo a su última morada.”
Cada familia quería poseer el mejor carro, todo adornado y con los mejores arneses. Era un lujo al que pocos podían acceder cuando el aro de la maza de la rueda del carro era de bronce. Solo los colonos pudientes podían permitirse semejante exhibición, que además contaban con buenos caballos que se cuidaban y no se ponían a disposición de las tareas agrícolas.
Todo se hacía a mano, no había corriente, se agujereaba todo con un taladro de mano.
No había agujereadoras eléctricas como ahora, no había piedras eléctricas. Se limaba a mano, había que pulir todo, se trabajaba con estampa y molde.
En aquel entonces se trabajaba todo a martillo y fragua y se cambiaba el hierro. No se soldaba; no había soldaduras.
Un trabajo de unión en un eje no se notaba donde estaba soldado, de tan perfecto que quedaba tan solo por la fragua, el yunque, el martillo y el buen ojo del herrero.
Eso originaba mucho tiempo y era puro trabajo artesanal, un trabajo que llevaba una hora, podía demorar un día.
Todo era importado hasta la posguerra. Eso sí, al carro se lo entregaba sin pintar, porque a cada colono le gustaba hacer ese trabajo para darle el toque personal.
En cuanto al valor de un carro, no había precio fijo, ni convenios de precios entre los fabricantes, cobraban de acuerdo a lo que cada uno le parecía un precio justo.
“De acuerdo a la crónica de Hess, se refiere a que su padre entregó un carro un sábado a la tarde y con lo que cobró se fue hasta la esquina del negocio de Don Federico Hepp que vendía artículos para el hogar y compro una cocina a kerosene de las primeras que salieron.
La compró al contado y le quedó para hacer una compra de almacén para la semana.”
Fuentes:
Los alemanes del Volga de la Aldea Santa María de la Provincia de Córdoba. La conservación de su identidad. (Rivarola Daniela)
Alemanes del Volga (Julia Elena Colombo)
Carro Ruso, Alemanes del Volga (Guia comercial de Crespo)
Publicado en Sitio Web “Alemanes del Wolga en Argentina”, 07 de Febrero 2022