En la imagen Pascual Rivelis, Ignacio Odiard y Pocho Raviol, integrantes de la primera comisión de la filial San Salvador de Federación Agraria Argentina, acompañados por Alfredo De Angeli en oportunidad de los festejos de los 40 años de la filial en el Polideportivo Municipal de nuestra ciudad.
San Salvador y su zona de influencia tenían hasta 1960 una población rural importante, la que estaba conformada por familias de productores y trabajadores establecidos en las chacras de nuestras colonias San Salvador, Baylina o Elena, San Ernesto, Jubileo, La Pampita, La Blanquita, San Gregorio, López, Berro, Cóndor, Curbelo, Walter Moss, La Mora, Los Sauces, General Campos, Oficial Nº 5, La Carlota, Santa Margarita, Santa Isabel, Palmar Yatay y La Paulina.
Existían cooperativas agrarias donde se proveían de insumos y a través de las cuales comercializaban su producción. En San Salvador, “La Defensa Agraria” y la Cooperativa Arrocera, que recientemente festejó su “70º Aniversario”; en General Campos una sucursal del Fondo Comunal. La Unión de Pedernal, Colonias Unidas Ltda. de General Campos y Palmar Yatay ya habían desaparecido por las frecuentes crisis que afectaron al sector y la falta de apoyo oficial al Cooperativismo.
Frente a este cuadro de situación, surgió en la Provincia de Entre Ríos en la segunda mitad de la década del 50, un movimiento gremial de pequeños y medianos productores que se llamó TRIBUNA RURALISTA, Asociación Civil de Productores Agropecuarios del Litoral, con sede en la ciudad de Concordia. Tenía por objetivo unir gremialmente a los productores para peticionar y requerir de las autoridades medidas para aliviar la situación del sector y mejorar sus condiciones de trabajo y consecuentemente de vida.
Iniciaron este movimiento tres productores de esa ciudad, Carlos Kovalchú, Agustín Satti y Roberto Niebur. En poco tiempo se extendió a gran parte de nuestra provincia. Tenía un periódico que se enviaba a los asociados y una audición radial que salía al aire todos los domingos a la mañana por una emisora uruguaya de la ciudad de Salto. Se hacían comentarios de interés, hablaban productores y se amenizaba con música litoraleña. Sus cortinas musicales eran “El Conseguidor” y “El Alma de la Cañada”.
Loa domingos se organizaban actos en colonias vecinas, hacia donde viajaban dirigentes y el grupo “Hormiga Negra” de un hijo de Carlos Kovalchú.
Al comenzar este conjunto interpretaba música litoraleña, luego hacían uso de la palabra dirigentes y productores para finalizar con bailanta. Así se iban constituyendo comisiones y se extendía el movimiento. Un grupo de productores de la zona decidió incorporarse y así lo hicieron. Se alquiló un local donde había funcionado la herrería de Follonier y se trabajó con mucho entusiasmo. Entre los iniciadores se encontraban José Molleví, Maximino Rodríguez, Rosendo Viollaz, Protasio Ramírez, Josefa Crosetti de Ramírez, Dora Chapuis, Alfredo y Angel Challiol, Lino Suárez, Américo Córdoba, Ángel Luis Sbacco, José María Pralong y representantes de todas las colonias.
Durante varios años se desarrolló una acción gremial intensa, pero finalmente se decidió la incorporación a una entidad gremial nacional, la Federación Agraria Argentina. Con este propósito se iniciaron contactos con Don Jacobo Licay, director por Entre Ríos en el Consejo Directivo Central de F.A.A., quien residía en la ciudad de Basavilbaso.
Tiempo más tarde, el 22 de marzo de 1972, en el Salón de la Cooperativa Arrocera, con la presencia del Presidente de la Federación Agraria, Don Huberto Volando, se llevó a cabo la Asamblea Constitutiva de la Filial San Salvador.
En su primera visita a la zona y con una importante concurrencia que siguió con atención su valioso y cálido mensaje, surgió una nueva comisión directiva.
Presidente, Ignacio Odiard.
Secretario, Silvio Oronel.
Prosecretario, Leonor Jacinto Jacquet.
Tesorero, Aníbal Yamandú Luy.
Protesorero, Bernabé Velzi.
Y como vocales titulares Narciso Daniel Noir, Héctor Cardozo, Carlos Epstein y suplentes Conrado Monge, Juan Krispens y Edelmar Chas. Síndicos: Pascual Rivelis y Miguel Malarín.
Fuente: Archivo La Semana.