Cuatrerismo suburbano crónico: los ganaderos se armaron y patrullan los campos

Próximo a Santa Fe y Santo Tomé, cada semana se producen hechos de abigeato que causan grandes pérdidas a los productores. El sábado faenaron 3 animales en Colonia San José. “Esto puede terminar mal”, advirtió el damnificado.

“Si alguien no toma cartas en el asunto esto va a terminar mal; ya hay varios productores que decidieron armarse y patrullan el campo durante la madrugada”.

A pocos kilómetros de la capital santafesina, los cuatreros trabajan a sus anchas y la impotencia de los ganaderos está escalando peligrosamente. Así lo entiende uno de ellos, que el sábado sufrió la faena de tres animales en su establecimiento de Colonia San José y suma 16 en el conteo del último año. Lo mismo sufren todos los productores ubicados en entre Fracnk, Empalme San Carlos y Colonia San José, tres distritos que se han transformado en el coto de caza de delincuentes que -se infiere- llegan desde Santa Fe y Santo Tomé para robar carne que luego colocan en el circuito comercial informal.

En diálogo con Campolitoral, el denunciante -que prefirió mantener su nombre en reserva- indicó que estos episodios se dan todas las semanas desde hace años sin que nunca se encuentren responsables, situación que derivó en ganaderos armados que recorren sus establecimientos durante la noche en busca de delincuentes. “Esto puede terminar mal”, advirtió, sea porque en algún momento lleguen a encontrarse con malvivientes que también estén armados o porque en la confusión de la oscuridad se produzca una desgracia.

La esterilidad de las fuerzas del orden en la zona quedó expuesta cuando el productor relató que a su campo, tras el último ilícito, llegó rápidamente el único uniformado que hay en el distrito. “Hay una sola persona para 40.000 hectáreas; llegó en cinco minutos pero tuvo que cerrar la comisaría para venir”, comentó. Mientras tanto, aún no se habían hecho presentes efectivos de la Guardia Rural Los Pumas, fuerza específica para combatir este tipo de delitos.

El reciente hecho de abigeato -la sexta carneada en el mismo campo en el último año- se produjo en la madrugada del sábado, según relató el damnificado con el modus operandi de siempre: llegan en moto a la madrugada, rompen alambrados y boyeros, arrean la tropa hasta la manga y allí los faenan. Pero sólo se llevan los cuartos traseros, apenas 10 o 15 % del animal, mientras el resto queda pudriéndose. “Es una pérdida enorme; con lo que se llevaron de las tres vaquillonas que carnearon no hacen una; es imperdonable que, además del perjuicio que me generan, se desperdicie toda esa comida”, lamentó.

Esta vez le faenaron 3 vaquillonas y se llevaron un boyero solar, rompieron la manga, cortaron alambrados y dejaron muchos animales golpeados y asustados. “Se ve que renegaron bastante para juntarlos porque quedaron alterados, ahora se nos estaba complicando a nosotros poder manejarlos”, explicó. También indicó que las evidencias muestran que “son dos los que arrean y carnean” y que si bien llegan en moto (un vehículo con el que además es fácil escapar), probablemente para trasladar el botín puedan utilizar otro vehículo. Son todas suposiciones, “porque nunca agarraron a nadie”.