Por el Dr. Maximiliano VINACUR
En la humanidad desde la plaga de Atenas en el año 430 a. C, hasta el Covid-19 en el siglo XXI, más de 20 pandemias han puesto en riesgo la supervivencia humana. Cuatro de las más mortíferas han sido la peste negra, la viruela, la gripe española y el VIH/Sida.
En el siglo XXI, el SARS en el sudeste asiático, el Ébola en África, el MERS en Medio Oriente y la gripe AH1N1 en todo el mundo, han sido epidemias y pandemias que han puesto en jaque a la comunidad científica internacional.
La más reciente pandemia en la historia, por la que estamos atravesando, es el nuevo coronavirus Covid-19 que se originó aparentemente en la ciudad China de Wuhan y que actualmente está presente en los cinco continentes. Los laboratorios del mundo trabajan a contrarreloj para entender su funcionamiento, dar luces sobre su impacto en los humanos y encontrar una vacuna que frene tan vertiginosa propagación y contagio.-
Esta nueva pandemia no tiene nada de novedoso comparado con las anteriores a excepción de que se suma un arma muy letal y peligrosa: las redes sociales y de comunicación.-
Nunca antes se había tenido registro de la muerte diaria, los medios de comunicación transmiten en vivo las muertes, el número de ellas, registro lugar por lugar, placas fotográficas, morgues, mapas de los muertos, y filmaciones de cadáveres, entrevistas aterradoras, audios espeluznantes y videos de personas en su lecho de muerte.-
Se ha generado un cuadro de psicosis colectiva brutal que nos ha llevado a tratar a personas contagiadas como escorias, culpar a quienes han viajado al exterior de terroristas, pretender expulsar a trabajadores de la salud de un edificio por miedo al contagio, escrachar en las redes a personas posiblemente positivas sin serlo y maldecir a seres humamos por ser reactivos.- ¡Nadie se quiere contagiar por libre voluntad!
Albert Camus quien fuera premio nobel de literatura en 1957 y autor de entre tantas obras de “La Peste”, este singular libro que intentó dar respuesta al dolor y los horrores de la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué nos enseñó? Que las peores epidemias no son biológicas sino morales. En situaciones de crisis, sale a la luz lo peor de la sociedad: Egoísmo, insolidaridad, irracionalidad, inmadurez, pero también emerge lo mejor hay muchos justos que sacrifican su vida y bienestar para cuidar a los demás.-
Es preocupante como el pánico y el terror se han apoderado de las personas y también de los gobiernos cuando hasta ahora las cifras estadísticamente no son alarmantes aunque lo parezcan.-
Si bien el gobierno ha tomado decisiones acertadas como lo es el aislamiento preventivo y obligatorio rígido y tempestivo y todos debemos respetar también resulta preocupante que no se esté mirando con mayor agudeza los problemas sociales y económicos que puede traer en el tiempo una cuarentena prolongada como se está presumiendo.-
Si con una economía funcionando normalmente mueren millones de personas en el mundo de hambre y no nos enteramos ¿se imaginan con una economía paralizada?.-
Si bien hay casi unanimidad científica en la baja mortalidad de este virus no así su contagio que es vertiginoso, pero no es menor destacar que en la Argentina en 2019 hubo casi 33.000 muertes por neumonía y gripe común, el dengue hace estragos en el norte argentino, los accidentes de tránsito sumaron 6.627 muertos algo así como 19 vidas por día, sin contar heridos daños materiales, una mujer por día muere por feminicidio en el país, los numerosísimos asaltos seguidos de muerte en la Capital Federal y en provincia de Buenos Aires y hay un sinnúmero de personas en todo el país que viven en imposibles condiciones de higiene y salubridad que deben ser portadores o transmisores de cuanta enfermedad exista. Por estos males concretos y específicos nunca se ha reducido a casi nada al Poder Judicial, ni suspendido las clases ni desalentado el turismo ni las actividades comerciales o industriales, pero el gran motor de la economía como lo es el agropecuario, industrial siguió su tarea infatigable, lo mismo que los medios de transportes de cargas y afines.-
Afuera hay valientes y altruistas que trabajan arriesgándose para que la economía no explote y no se trata de la falacia del falso dilema – “Vida o Economía” – nadie puede no elegir la vida, pero también pensar que la economía no es exclusividad de los CEO de las empresas, de las bolsas y mercados bursátiles, no es la especulación y el atesoramiento, ni algo de “ricos”; la economía es poder comer todos los días, pagar los servicios esenciales, que los personas cobren, que los hospitales funcionen, que podamos comprar medicamentos etc. No podemos ser hipócritas de pensar que solo es cuestión de salud y lo demás puede esperar indefinidamente, y así escribir en Instagram #yomequedoencasa, con netflix, buen aprovisionamiento de mercaderías, luz, Wifi sabiendo que para disfrutar de eso hay gente afuera que está sosteniendo que la economía no colapse, hasta el alumno de primer año de economía sabe lo que produce la emisión descontrolada, nuestras pymes no pueden sostenerse mucho más sin ir al quebranto, sin economía no hay posibilidades ni de comprar comida.-
No es posible no pensar en las personas que antes de esta pandemia eran pobres y ahora no pueden siquiera salir a buscar su sustento diario, cuánto tiempo permanecerán de brazos cruzados, si su dilema es otro o nuestros adultos mayores que se los mando al cadalso a percibir su magros ingresos el viernes pasado.- Quien se hizo responsable de eso?
Espero que en este espacio de tiempo que produce el aislamiento los gobiernos utilicen todos los recursos posibles para reacondicionar el sistema de salud, mejorar sus salarios, equipar los hospitales y nos encuentre con mayor “armamento” para esta guerra silenciosa, pero debemos también retomar las actividades lo antes se pueda, selectivamente, gradualmente pero volver al ruedo al fin, el aislamiento NO MATA al virus solo evita su propagación, tarde o temprano deberemos salir y enfrentar esta situación, salvo que queramos vivir sin luz, sin internet, sin medicamentos para otras enfermedades que no son menores, volver al trueque, eso es no tener economía sustentable, de lo contrario entiendo que además de la crisis sanitaria se sumará otra que nos traerá aparejados más muertos derivados de esta situación.-
Esta crisis pone en evidencia que la verdadera distribución de la riqueza no está en seguir atacando a quienes aún en estas condiciones ponen el hombro a diario para que no nos falte el pan, que es el circuito productivo, no son “los miserables”, los únicos que son “miserables” son quienes pavonean la riqueza que hicieron con la corrupción pública ya sea en sus dos variantes: funcionarios corruptos o sindicalistas ladrones y la falta de esos recursos hoy nos faltan en el sistema de salud entre otras cosas.-
Yo no conozco ningún político que se haya hecho rico con el sueldo pero valoro que al menos como gesto de moralidad que algunos hayan reducido sus haberes.-
Debemos respetar la cuarentena, cumplir las normas, lograr lo que todos coinciden: aplanar la curva de contagios y que no colapse el sistema de salud, y aprender como sociedad la necesidad de revitalizar los lazos de la solidaridad social, terminar con el “sálvese quien pueda”, ser implacables con los “vivos” que quieren estar por encima de la ley y sentir orgullo de la noble tarea de los que trabajan aún en estas situaciones adversas.-
Cierro estas líneas reflexionando junto a un gran psiquiatra y neurólogo Austríaco sobreviviente del Holocausto Viktor E Frankl (1905 – 1997) que dijo: “Las decisiones, no las condiciones, determinan quiénes somos”.-