Con manejo nutricional, los campos con exceso de sal vuelven a producir soja

El productor Marcelo Meichtry, la ingeniera agrónoma de UPL, Paola Díaz, y el asesor de AgroHernando, Matías Ferreyra, en medio del lote recuperado para la producción de soja. (Gentileza UPL)

El productor Marcelo Meichtry sufrió una inundación hace cinco años y quedó con lotes donde la oleaginosa no crecía. Gracias a una enmienda orgánica, esta campaña cosechará 30 quintales por hectárea.

En Punta del Agua, una localidad ubicada a pocos kilómetros de Hernando, rige la misma lógica que en toda la zona semiárida de Córdoba: las lluvias se concentran en verano y escasean hasta ser casi nulas durante el invierno.

Hace cinco años, la estación estival trajo malas noticias para el productor Marcelo Meichtry: las precipitaciones abundaron y sufrió una inundación que le dejó parte de su campo improductivo por presencia de sales.

“Hasta esa inundación podíamos rotar 33 por ciento de trigo, soja y maíz, con rendimientos de 3.600 a 4.000 kilos por hectárea en soja y hasta 10.000 kilos en maíz. Pero después, a la siguiente campaña, empezamos a tener problemas con los nacimientos en soja. El primer año no pudimos cosechar nada”, recuerda Meichtry.

Al principio, la estrategia fue solo apostar al maíz en esos lotes: tras primeros años con rendimientos entre flojos y regulares, a la cuarta campaña alcanzar 5.000 kilos por hectárea. Pero necesitaban volver a incorporar la soja a la rotación.

La solución fue Humiplex, una enmienda orgánica desarrollada por la firma UPL que le devolvió productividad a los campos salinos. Según Meichtry, desde AgroHernando, su proveedor de insumos, les sugirieron probar con este producto biológico en combinación con una fertilización fosforada. El resultado es que la soja que se aprestan a cosechar rendirá unos 3.000 kilos.

Matías Ferreyra, asesor técnico-comercial de AgroHernando, consideró que “es una zona de campos buenos, pero las sales son un enemigo. Hay campos bajos donde la napa está a 70 centímetros o menos y eso hace que se reduzca la disponibilidad de nutrientes. Por eso, las soluciones biológicas permiten tener disponibilidad rápida de nutrientes para los cultivos”.

Manejo

La soja fue sembrada el 5 de noviembre a 42 centímetros entre hileras. En ese momento, se aplicaron 50 kilos por hectárea de Humiplex y 50 kilos de fertilizante fosforado.

“Pudimos ver que al inicio del cultivo el desarrollo de las plantas fue muy bueno donde habíamos aplicado la enmienda. Lo comparamos con un testigo. También vimos diferencias en la nodulación y en el aprovechamiento del fertilizante”, subrayó Paola Díaz, del departamento de Desarrollo de Mercado de UPL Argentina en el centro y norte de Córdoba.

Diaz apuntó que este producto es muy recomendado para los suelos donde hay problemas de salinidad o con alta composición de arena. “En los suelos salinos favorece la disponibilidad de los nutrientes para las plantas, porque en condiciones de salinidad son retenidos, y en los suelos arenosos favorece la retención de humedad”, explicó.

Técnicamente, es un insumo biológico granulado integrado por ácidos húmicos que son parte de la materia orgánica estable y permiten estabilizar el suelo, regular el pH y mejorar las condiciones físico-químicas y biológicas del suelo. Contiene moléculas que permiten retener, quelatar y aumentar la eficiencia de penetración de los nutrientes en las plantas convirtiéndolos en formas aprovechables.

“El logro más importante fue devolverle la productividad al lote, con una emergencia y crecimientos parejos. Todavía quedan algunos rodales sin cultivo porque hay gran cantidad de sal, pero ya haber podido implantar cultivo de soja versus no haber podido hacerlo en años anteriores es un gran paso”, repasó Díaz. Fuente: Agrovoz.