Con la participación de un profesional de San Salvador, investigadores santafesinos testearon con éxito un respirador artificial

Se trata de un desarrollo del Grupo Inbio de Rafaela. La prueba se realizó en Esperanza y estuvo a cargo de un equipo interdisciplinario conformado por más 25 docentes e investigadores de la Facultad y del Instituto doble dependencia UNL-Conicet.

El médico veterinario e investigador Pablo Díaz, nacido en San Salvador (hijo del veterinario Horacio Díaz) es parte del equipo de profesionales que llevaron adelante la experiencia con éxito.

Un prototipo de respirador artificial fue testeado con éxito por un equipo interdisciplinario de docentes e investigadores de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral (FCV-UNL) y del Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral -ICiVet Litoral (doble dependencia UNL-Conicet).

Se trata de un desarrollo de Inbio SA, grupo de la ciudad de Rafaela que presentó la iniciativa al Ministerio de Salud de la Provincia de Santa Fe como una alternativa válida al uso de los respiradores comerciales autorizados, en caso de que la emergencia sanitaria generada por el Coronavirus COVID-19 derive en una situación crítica del sistema de salud y éste no cuente con suficientes respiradores para cubrir la demanda de los pacientes.

En este contexto, el Hospital de Salud Animal de la FCV-UNL y el Centro de Medicina Comparada (FCV-UNL e ICiVet.Litoral) fueron marco para este examen en el que efectuó una prueba de concepto de la eficacia del equipo prototipo de respirador. Se trata de un “Ciclador Automático para Resucitador (CAR)”, controlado por volumen, con seteo de frecuencia respiratoria, tiempo inspiratorio, monitoreo de la presión pico inspiratoria y presiones positivas al final de la expiración (PEEP).

 

Ciencia, ética y seguridad

“La prueba se basó en un protocolo y un procedimiento que fueron revisados y aprobados por el Comité de Ética y Seguridad de la FCV-UNL bajo el protocolo N°603/20. En esencia, consistió en mantener cerdos del peso de un humano adulto, anestesiados por al menos 24 horas para poder determinar numerosas constantes vitales durante el procedimiento”, explicó Hugo Ortega, vicedecano de FCV-UNL y director del ICiVet-Litoral.

En esta línea, informó: “Recibimos un requerimiento que ingresó por el Centro de Medicina Comparada para realizar una prueba de concepto de este prototipo de respirador artificial. El objetivo es realizar un test de eficacia y seguridad”.

Luego indicó que ante esta demanda “se conformó un equipo interdisciplinario de más de 20 profesionales de la Facultad y del ICiVet-Litoral que en menos de una semana preparó los protocolos correspondientes, los materiales y las instalaciones para llevar adelante un desafío del que no se cuentan con antecedentes, por la duración y complejidad del procedimiento efectuado».

Finalmente, Ortega remarcó que “en este trabajo se conjugan la experiencia de un grupo interdisciplinario de docentes e investigadores de la FCV-UNL y del ICiVet-Litoral, sumado a que el CMC cuenta con las certificaciones y habilitaciones correspondientes a SENASA, ANMAT, ISO 9001 y BPL-OCDE, teniendo experiencia y reconocimiento de las agencias regulatorias nacionales y de la región”.

 

Prueba exitosa, pasos a seguir.

En cuanto al dispositivo, Guillermo Bernasconi de Grupo Inbio explicó: “Estamos desarrollando un respirador artificial en el marco de las acciones que entendemos necesaria para atender la situación generada por la emergencia sanitaria. El dispositivo puede ser configurado en muchas cuestiones, como la frecuencia respiratoria, tiempos, volumen entregado al paciente, presión máxima y mínima y otras magnitudes”.

Así, el integrante de Grupo Inbio informó que “en la prueba, siguiendo los parámetros establecidos en el protocolo oficial aprobado por el Comité de Ética, testeamos distintas configuraciones del respirador para comprobar si se desempeña de forma óptima desde el punto de vista técnico y en, cuanto a lo biológico del animal, comprobar que tolere correctamente la acción del dispositivo. Toda la prueba sucedió de la mejor manera”.

Finalmente, aseguró que “lo que sigue tras esta exitosa prueba es el desarrollo final del equipo para poder escalarlo en la medida de las necesidades y las demandas generadas por la cantidad de casos de infectados con COVID-19”.

 

Desafíos profesionales

Pablo D{iaz

Pablo Díaz, nacido en San Salvador, es veterinario e investigador.

Fue parte del equipo de profesionales que realizaron el test. “Nos solicitaron el desarrollo de un ensayo preclínico en un cerdo para realizar una prueba en un respirador automático para su potencial uso en el marco de la pandemia de COVID-19”, explicó Diaz para luego continuar: “De inmediato, nos vinculamos con todos los profesionales necesarios para el diseño y la ejecución del ensayo. El equipo está conformado por cirujanos de grandes animales, anestesistas de pequeños animales y colaboradores en cuanto a metodología y control de la calidad del ensayo por parte del Centro de Medicina Comparada”.

En este sentido, Mariana De Gennaro, veterinaria anestesista interviniente en el proceso, indicó: “Como clínicos, en nuestro rol de cirujanos anestesistas, el desafío tuvo que ver con recolectar todos los equipos necesarios para validar la prueba y coordinar todo lo vinculado a recursos humanos que hicieron posible que este paciente esté cuidado y protegido como corresponde”. Fuente: El Litoral.