Esta semana tomó estado público la historia de Alesio, quien había amenazado con un arma a un hombre que fumigaba cerca de su casa. Ahora el protagonista aclaró que el hecho sucedió hace unos años y habló de la convivencia con los vecinos.

Hasta el sábado pasado, Alesio Domínguez era uno más en Urdinarrain, donde vive de su producción rural. Pero una nota publicada en el diario Tiempo Argentino lo sacó del anonimato y su historia recorrió todos los medios nacionales y provinciales: la nota contaba como se había enfrentado a un fumigador vecino que rociaba agrotóxicos sobre un campo sojero ubicado a pocos metros de su casa.

Domínguez aclaró que el episodio no ocurrió ahora, sino hace cinco años y, según el protagonista de la noticia, lo que fue publicado “no fue tan así”.
“Fue hace unos 5 años atrás, cuando había un arrendatario que sembraba soja. Yo les había pedido que no me fumiguen tan cerca del alambrado porque se me estaban muriendo unos arbolitos que tenía. Y un día, mientras estaban pulverizando, sentí olor en el mate y en la boca, lo que me hizo reaccionar y fui a decirles que no quería que me fumigaran. Tenía el arma en la mano, pero nunca lo encañoné ni nada parecido”, aclaró.
La reacción y la historia de Alesio fue publicada en un momento clave: actualmente Urdinarrain está atravesada por el debate del uso y abuso de los agroquímicos, y el hecho de que un entrerriano hubiera enfrentado sólo y armado a un fumigador irresponsable afectó a gran parte de la localidad.
“El periodista del medio que me entrevistó vino a mi casa y me preguntaron si podía contar algo que me había sucedido hace unos años atrás, y yo accedí”, explicó antes de agregar: “Es importante para mi aclarar este tema porque me están llamando de todos lados y ese detalle me hizo quedar mal con mi actual vecino, que no fue con el que tuve el problema. Yo accedí a contar mi historia, pero siempre aclaré que no era algo actual, sino de hace varios años atrás”.
Según informó Domínguez, desde que reaccionó así hace cinco años, su arrendatario dejó de fumigar y al poco tiempo dejó el campo. Entonces llegó un nuevo vecino, Mario Otto, alguien con quien Alesio jamás tuvo un problema: “Mario hace las cosas bien y jamás tuve un inconveniente. Es más, realiza el arado del campo para evitar las fumigaciones y trabaja muy bien. Inclusive dejó un espacio donde no se siembra y me respeta como vecino”.
Para finalizar, comentó: “Hoy en día tengo árboles frutales sin problemas, y gracias a que Mario hace las cosas bien quedó demostrado que podemos vivir y producir sin problemas uno al lado del otro”. Fuente: Diario El Día de Gualeguaychú