Buenos precios: se adelanta la comercialización de los granos del ciclo 2021/22

Los altos precios de los granos están induciendo a muchas empresas a anticiparse en la comercialización de la producción agrícola de la campaña 2021/2022. “En líneas generales, a esta altura del año ya se ha vendido más que en el ciclo anterior. Sucede que, en la medida que los precios se tornan interesantes, los agricultores de punta toman decisiones comerciales, aun antes de haber sembrado los cultivos”, observa Matías Amorosi, analista de mercados de AZ-Groupo.

Esta conducta muestra la dinámica y la agilidad de los productores argentinos para aprovechar las oportunidades que dan los mercados con una planificación que tiene en cuenta la superficie que asignarán a cada cultivo. Según el técnico, en 2021 en varias zonas, la alternativa que promete mejor margen bruto es la secuencia trigo/soja.

En ese entendimiento, muchos productores están tomando decisiones comerciales en ambos cultivos y venden trigo a 210 dólares por tonelada para la posición enero de 2022, una cotización que supera ampliamente a la de años anteriores en igual época del año. Lo mismo deciden con la soja de entrega mayo 2022 y empiezan a cubrir los costos por lo menos, con precios del orden de los 318 dólares por tonelada.

También empieza a cubrirse el maíz, aunque en menor medida porque la capacidad teórica de pago es mayor que los valores que se ofrecen a término. Este comportamiento del mercado se debe a la incertidumbre institucional que genera el Gobierno con declaraciones confusas sobre el nivel de retenciones y sobre las restricciones a la exportación. “Con los precios proyectados a cosecha, en general el negocio agrícola tiene buena proyección de rentabilidad para la campaña nueva, si el mercado local puede acompañar las fluctuaciones del mercado internacional”, adelanta Amorosi.

De concretarse ese escenario, y si el clima acompaña, la producción de granos se desarrollará con planteos de buena tecnología y expectativa de altos rindes, con más trabajo para contratistas, fleteros y demás servicios agrarios. El temor mayor que tienen los productores es que ese escenario luminoso se vea oscurecido por los nubarrones de la intervención oficial en los mercados. Esa intromisión comprometería la recuperación de la actividad económica que podría originarse desde las provincias, que se reflejaría en nuevas inversiones en maquinaria, rodados, combustibles, servicios de acopio e industrialización de los productos.