Di Stéfano dijo que el grano vale hoy apenas 20% menos que el máximo histórico.
El analista económico Salvador Di Stéfano consideró que la fuerte suba que mostraron los granos en los últimos meses se mantendrá al menos por tres años y que eso significa una oportunidad para que las empresas agropecuarias crezcan, a través de inversiones.
El asesor santafesino determinó: “El presente para el campo argentino es sensacional. Estamos a solo un 20 por ciento de los máximos históricos de la soja y el maíz, y en el trigo es probable que Rusia suspenda exportaciones, por lo que todavía tiene un más que importante para seguir subiendo”. El experto habló en el marco de la jornada “Malezas, economía y pandemia: estrategias para pasar el invierno” organizada por la firma Tecnomyl.
Di Stéfano utilizó los futuros de Chicago para argumentar su posición: la soja que en noviembre de este año cotiza a 496,5 dólares la tonelada, en el mismo mes de 2022 se mantiene a 450 dólares, y para 2023 se ubica a 420,7 dólares. El maíz, lo mismo: el contrato a diciembre de 2021 figura a 222,4 dólares; y en los años siguientes solo baja a 195,8 dólares y a 176,6 dólares, respectivamente.
“Y lo mismo podemos decir para el trigo. Estamos de nuevo en el mundo de las materias primas. Va a haber una gran emisión monetaria de Estados Unidos, un dólar más débil y una suba de tasa de interés que derivará en impulso a las commodities”, explicó.
En este contexto, consideró que es el momento de contestar qué va a hacer la empresa agropecuaria: ¿crecer, mantenerse estable o achicarse?
Para Di Stéfano, es entendible que haya productores que teman agrandarse en un contexto de inestabilidad y presiones políticas como las que se viven de manera permanente en Argentina.
Sin embargo, consideró que una estrategia defensiva es más perjudicial que una de expansión, debido a un factor clave: el impositivo.
“Quedarse igual, solo acopiando granos, y haciendo compras mínimas en insumos y maquinarias, significa a la larga pagar más impuesto a las Ganancias, debido a que tenemos estacionada una base imponible en medio de un escenario de precios altísimos, con inflación interna, pero sin ajuste por inflación en los balances. Consecuencia: se achica la rentabilidad, pero se pagan más impuestos”, remarcó Di Stéfano.
Por eso, su recomendación fue crecer, incorporando más escala, agregando valor, adquiriendo campos e invirtiendo en maquinaria e insumos. “Lógicamente, vas a tener más gastos, pero a la vez más gastos productivos, por ejemplo alquilando otro campo para producir, significa menos impuesto a las ganancias”, resumió.
Y prosiguió: “El mensaje para el campo argentino es retroceder nunca y rendirse jamás, guardar insumos y no soja, apuntar a crecer en competitividad y en productividad. Se vienen tres años sensacionales y ¿qué pasará en tres años si el precio baja y tengo la misma escala? Voy a quedar fuera del mercado”.
Según sus cálculos, entre soja, maíz y trigo hay más de 100 millones de toneladas de la cosecha anterior y de la actual a las que todavía no se les ha puesto precio: 45,4 millones de toneladas de soja, 34,5 millones de maíz y 25 millones de trigo.
Con un precio de 580 dólares, 290 dólares y 260 dólares, respectivamente, significa mercadería sin comercializar por 42.895 millones de dólares en total (26.390 millones de soja, 10.005 millones de maíz y 6.500 millones de trigo).
“Son dólares que los productores deben usar para potenciar rentabilidad del negocio y buscar otros nuevos. Por ejemplo, comprar vacas de cría, que hoy están con excelente precio y también pueden ayudar a reducir el pago de Ganancias”, insistió Di Stéfano. Fuente: Agrovoz.