San Salvador tuvo en la década del 40 la empresa INGASSAL (Ingenio Arrocero San Salvador), donde empezaron a trabajar varias mujeres de corta edad, que con el tiempo hicieron una carrera en la industria arrocera de la ciudad. La más conocida, que fue reconocida como una de las pioneras del arroz, fue Ana Slezak, que recibió un reconocimiento en los festejos de los 133 años de la ciudad, cumplidos en diciembre pasado.
Ana, hoy con 88 años de edad, fue una de las personalidades reconocidas como pioneras del arroz.
Empezó a trabajar a los 14 años en INGASSAL, donde había una máquina que llenaba las cajitas de arroz y “nosotros la íbamos pegando con cola”. Se llenaban e iban corriendo en una cinta y unas 8 a 10 mujeres, que habíamos salido de 6º grado las pegábamos con cola, recordó.
Además de Ana, en el molino trabajaban Rosa Flores, Teresa Vallejos, una hija de Escobio que estaba en la administración de la Vieja Usina, Alcira Müller, una mujer de apellido Cazarré, entre otras. Todas habíamos ido a la Escuela Nacional hasta 4ª grado y terminamos en la Escuela 25.
También aprendió a detectar la humedad, y separar el arroz manchado, el que tenía yeso y el entero.
Si bien no se acordaba como había llegado a trabajar en INGASSAL, dijo que un Sr. Díaz Vélez era el jefe de la sección. Era pariente de los Díaz Vélez de acá, pero él era de Concordia.
La actividad comenzaba a las 8 hasta las 12 y entraban a las 14 hasta las 18. En la empresa trabajó algo más de un año.
INGASSAL estaba instalado donde luego la Cooperativa Arrocera tuvo el primer molino. La empresa era de Minuchin & Najenson.
Como le abonaban el trabajo: “Era al terminar la semana y el trabajo se realizaba de lunes a viernes”.
Poco tiempo después viajó a Buenos Aires con la intención de conseguir un empleo. Pero al no tener respuesta, regresó a San Salvador, y al llegar recibió una carta de su tía que le informaba que la secretaria de Evita Perón le daba un trabajo. Pero acá ya había conseguido trabajo en la Cooperativa Arrocera San Salvador.
En la Cooperativa fue la primer empleada mujer, donde trabajó un año aproximadamente. Ingresó con Eduardo Lagos porque cuando yo era joven, trabajaba en las oficinas de ramos generales de Minuchin, donde los dos trabajábamos, agregó.
Luego dejó el trabajo porque se casó, tuvo dos hijos y como alquilaban “se hacía pesado”, indicó. Por “eso le dije a mi marido que iba a ir a lo Minuchin donde había trabajado a ver si me dan trabajo de nuevo. Me dieron. Fue en el año 57 donde me pusieron de cajera. Primero entré en la administración y después de cajera donde trabajé 29 años. Me retiré porque mi marido se quebró y no podía ni vestirse”.
No obstante, recordó que también trabajó algunos años en la administración del Molino Ala.
Luego mi marido hizo una sociedad con Jorge Arlettaz. Vendían vino y me pusieron de empleada, apuntó.
Nota realizada en FM Imágenes.
INGASSAL
En febrero de 1948, se da un hito histórico que marcaría para siempre el destino de San Salvador. Entra en funcionamiento INGASSAL (Ingenio Arrocero San Salvador), el primer molino arrocero de la ciudad.
En la distinción, se destacó el rol y el aporte de las mujeres sansalvadoreñas en el desarrollo de la cadena de valor arrocera en nuestra ciudad. En nombre de ellas recibió el presente Ana Slezak, quien fuera trabajadora en el empaque de arroz de INGASSAL.
Fernando Rodríguez – La Semana.