Superado el período crítico, ya se estiman promedios de 10 tn/ha en maíz y de 4 tn/ha en soja en la Zona Núcleo.
Llegamos a marzo y aún no conviene cantar victoria pero, prácticamente superado el período crítico de los cultivos de verano, la cadena de producción agropecuaria y la economía argentina ya pueden respirar el soplo de aire fresco de una fenomenal cosecha, que empieza a ser realidad.
En campos de Bigand y Chovet, en el sur santafesino, ya se han recolectado lotes de maíz temprano que marcaron entre 110 a 120 quintales por hectárea, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). En ese sentido, la corredora Zeni auguró promedios superiores a los 100 qq/ha para toda la Zona Núcleo, que incluye al norte bonaerense, el sudeste cordobés, el sur santafesino y hasta el centro oeste entrerriano.
La soja no se queda atrás. Las lluvias acumuladas brindan una oferta hídrica muy buena en general aunque, como advirtió la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, “la campaña registró gran variabilidad climática a lo largo de toda la región agrícola”. Con todo, la proyección de producción nacional se mantiene estable en 53 millones de toneladas, con promedios en la Zona Núcleo de 40 qq/ha, como en las mejores épocas.
Ahora bien, palpitando los US$ 28.000 millones que aportará la campaña agrícola 18-19 a la economía argentina, según estimó días atrás la BCR, tal cual anticipó Clarín el 21 de enero, está abierto el debate sobre lo que haremos con lo que “el agua” nos legó. Serán US$ 6.400 millones más en divisas respecto del año pasado, cuando la sequía trastocó los cimientos de las cuentas nacionales.
En clave de campaña presidencial, el debate sobre los proyectos de país ya está en agenda, y es una señal preocupante que hacia el interior de la cadena agroindustrial haya desentendimientos, como el que se expuso ante Mauricio Macri en la Mesa de Competitividad de la Soja, a la hora de definir estrategias para el desarrollo con valor agregado, para el Interior y hacia el mundo.Clarín – Mauricio Bártoli