Se concretó en Federal la propuesta de capacitación de la Asociación Entrerriana de Periodistas Agropecuarios (AEPA), impulsada para abordar la comunicación del agro desde la perspectiva de los trabajadores de prensa; sea en medios como en organizaciones e instituciones vinculadas al sector.
Los panelistas fueron Matías Longoni, del sitio de noticias Bichos del Campo, y Bernardo Basombrío, autor de los libros “No, Positivo” y “Exprópiese”; y Carlos Damonte, editor del sitio digital de Campo en Acción, se hizo cargo de la moderación. La convocatoria reunió a cronistas de la ciudad anfitriona, Hasenkamp, Feliciano, Alcaraz, Sauce de Luna, Paraná, Santa Fe y Crespo.
La sede de la Sociedad Rural de Federal fue el lugar del encuentro al que además se sumaron productores y empresarios agropecuarios interesados en saber más acerca de las maneras de relacionarse con la comunidad a través de los medios.
En la apertura, Damonte definió que “el campo y lo que representa, es parte de la vida nacional, nosotros lo elegimos porque nos sentimos integrados a esa comunidad llamada ruralidad. El campo es, además de una fuente genuina de recaudación de impuestos, desarrollo, innovación, riqueza y empleo; es una cultura que habita en otra más grande que es la nacional, que nos contiene a todos. En materia de poder, ya a nadie sorprende que el agro suela ser una centralidad en la agenda política. Hoy, los temas agropecuarios ocupan un sitio que décadas pasadas le era ajeno”.
Longoni habló de la necesidad de comunicar mejor: “El periodismo agropecuario se especializa y la meta es ganar mejores lugares, vamos ingresando a espacios centrales porque hay otras miradas, la agenda se enriquece”. En otro tramo de su presentación habló del distanciamiento, pero desde una perspectiva diferente a la habitual. Dijo que “las organizaciones e instituciones del sector no tienen un mismo mensaje para temas iguales y hay un sinnúmero de sellos de goma. Unos dicen una cosa y otros todo lo contrario; y eso los termina debilitando”. En ese marco, valoró a modo de conclusión, que la comunicación desde el sector a la sociedad en general debe tender al acercamiento.
Basombrío, por su parte, describió el paso a paso del proceso de producción y realización de sus dos obras, e insistió en la cercanía que genera la presencialidad al momento de entrevistar a los protagonistas. “Para entender el mensaje, además de lo que se dice, elijo hablar cara a cara, seguir los gestos, la temperatura de la conversación y las miradas; eso me da un contexto completo”. Dejó saber que al libro que reconstruye la historia de Vicentín lo hizo desde los detalles. Tanto que se instaló a escribirlo en Avellaneda, la pequeña ciudad del norte santafesino desde donde la aceitera se expandió al país y terminó declarando el default privado más grande de la historia nacional, lo que afectó de manera decisiva cientos de productores y empresas agropecuarias, además de los mismos propietarios.