El sábado último, frente a la parroquia María Auxiliadora de Chajarí, tuvo lugar una celebración especial para despedir al padre Jorge Charreun y recibir a Marcelo Dalmazzo, como párroco de esa comunidad religiosa.
El cura que tiene sus orígenes en Chajarí y que tras 13 años de destino en Concordia, en la parroquia Del Valle, asumió como párroco en María Auxiliadora, no pudo evitar recordar al padre Miguel Angel Gallay, con quien compartió gran parte de su formación religiosa, desde niño. “Vuelvo a mi nido. No es solo la memoria de Miguel, por ahí siento que anda dando vueltas”, apuntó.
Habló de las diferencias entre las comunidades de Concordia y Chajarí. “Cada pueblo tiene su idiosincrasia. Concordia y Chajarí son sociedades totalmente distintas (…) por un montón de factores. Tal vez en Concordia por la pobreza, el abandono social y comunitario”, dijo.
“Nos tenemos que cuestionar”
En una mirada hacia adentro, de autocrítica, Dalmazzo dijo: “Nos tenemos que cuestionar nuestra vida religiosa, nuestra liturgia es muy estructurada, no siempre logramos expresar la vivencia sencilla de la fe. Por eso nuestros amigos evangélicos tienen más esa llegada en el sentido de conectar con las necesidades espirituales de las personas”. Asimismo, consideró que “la iglesia como referente social es innegable. Me pregunto si la iglesia, en el algún sentido, no es cómplice de la pobreza. La pobreza es producida por la política y sostenida por la iglesia y por otras instituciones intermedias que quieren dar una mano…pero no hay esfuerzo por cambiar de raíz. Los ayudamos a ir paleando día a día la situación pero los mantenemos pobres y no hay un cambio real (…) te golpean la puerta con una necesidad inmediata y la salvamos en el momento”. “Es innegable que la política ha hecho de la pobreza una herramienta de mantenerse en el poder. Muchos políticos necesitan que la gente siga siendo pobre, ignorante, sino pierden su capacidad de ser votados”, resaltó el sacerdote en diálogo con RADIO CHAJARI.
Por otra parte refirió a la pandemia que generó depresión y angustia en muchas personas. “Estoy convencido que los chicos fueron afectados por la falta de la escuela. No solo por aprender a sumar o a restar, sino por el vínculo, es fundamental”.
Parroquia
Sobre su caminar como párroco y la relación con la comunidad religiosa, Dalmazzo aseguró: “Vengo a mirar y a escuchar. Pasaron 13 años. Si no cambio, me muero. Espero haber madurado. Estoy más viejo, mañoso. Algo habré aprendido. La parroquia de Concordia tiene una historia de mucha participación de gente, con un estilo de trabajo muy comunitario, me gustaría. Todos estos años de Jorge (Charreun, al frente de la parroquia) sin dudas ha hecho una gran obra en todos los aspectos y yo tengo que acompañar eso. El que se tiene que adaptar es el cura, la comunidad ya está andando”.
Con relación a la construcción del nuevo edificio parroquial, manifestó que aún no la recorrió. “Deberé escuchar, aprender y a partir de ahí iremos viendo. No puedo tomar decisión yo solo, hay una comunidad. Hay gente que le puso la vida a esto, otros están en contra, enojados. Ojalá pueda apostar algo desde mi experiencia”, destacó.