Con la idea de dar solución a los problemas creados por una producción agropecuaria en expansión, hace 83 años nacía la Cámara Arbitral de Cereales de Entre Ríos (CACER). Fue fundada el 6 de junio de 1937, en momentos en que no había en la provincia estructuras adecuadas para canalizar eficazmente los crecientes volúmenes de cosecha.
“Hoy, como hace 83 años atrás, seguimos motivados con la convicción de representar con transparencia a la agroindustria, ejerciendo como tribunal arbitral y brindando servicios a través de nuestras distintas áreas técnicas en pos de hacer más eficiente la actividad agroindustrial entrerriana” señaló el actual presidente de la CACER, José Corva.
El principal objetivo de la Cámara Arbitral de Cereales es actuar en carácter de árbitro y amigable componedor, como centro de resolución de conflictos, al cual le corresponde laudar sobre asuntos de su competencia que surjan entre sus asociados, entre sus asociados y terceros o entre terceros que las partes en conflicto sometan a su consideración. Además de brindar servicios desde sus áreas, entre ellas la registración de contratos de compraventa de granos y análisis de laboratorio.
“Más de ocho décadas de trabajo comprometido de directores, socios y empleados, han hecho que la entidad disponga de herramientas para que los sectores productivos cuenten con información que les permite planificar su tarea” dijo Corva.
A su vez, el titular de la entidad entrerriana concluyó que “el sector agroindustrial es un pilar fundamental para nuestra economía y debemos trabajar para promover el desarrollo sostenible de todos los eslabones, eso nos impulsa a seguir trabajando en innovación técnica, mejorar la calidad de los procesos, garantizar la eficiencia y confiabilidad de los servicios”.